Mira dentro. Miro dentro. Ni siquiera está dentro. No sólo dentro. Cuál es ese momento en el que el amor se me reveló igual a mí. Cómo se va encendiendo el corazón, cual si girara. Una espiral que rueda en sentido inverso a las agujas del reloj lo abre acariciándolo, lentamente. Dulcemente. Recuerdo mi apego al Romanticismo; pero es más que eso. Más que morirse por desamor o abrazar el abismo para ligarse al sufrimiento. Es más que eso. También yo creí un día que sentir era apegarse al dolor. Pero no. Sentir, de verdad sentir, es comprehender la dicha, acceder al espacio de la gratitud, desapegarse de las cuerdas que nos atan a nuestros seres inferiores para entrar, en una barca de oro, al reino del entusiasmo. Ese lugar donde las lágrimas que se vierten son al fin reales. Ese lugar donde cada ser tiene su sitio, cada anhelo su satisfacción, cada suceso su sentido.

 

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Una respuesta a

  1. María dijo:

    que bello para empezar el día!
    María

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